A ambos lados de esta calle que se prolonga unos 250 metros desde el pórtico Kaminarimon al pórtico Hozomon del Templo Sensoji , se suceden unos 90 puestos de venta de souvenirs y comida.
Al caminar por la calle Nakamise, uno se siente transportado a otra época, con sus antiguas tiendas de madera y techos de tejas rojas. El ambiente es vibrante y lleno de colores, olores y sonidos. Los vendedores animan a los turistas a probar sus productos, desde dulces tradicionales como los dorayakis (panqueques de alubias rojas) hasta los famosos abanicos japoneses, kimonos y objetos de arte. Los visitantes pueden pasear tranquilamente por los puestos, buscando recuerdos para llevar a casa o simplemente disfrutando del ambiente animado. Además, la calle está decorada con farolillos rojos y blancos que crean una atmósfera mágica, especialmente por la noche cuando se iluminan. No se pierda la oportunidad de probar algunos de los manjares tradicionales de la calle Nakamise, mientras explora la cultura y la historia de Japón en una de sus zonas más emblemáticas.