Desde pequeña me ha gustado leer, supongo que mi padre, también lector asiduo, hizo enamorarme de la lectura recomendándome títulos. Uno de ellos fue «Sadako quiere vivir» de Karl Bruckner. La historia de Sadako me impacto tanto que desde entonces desee conocer mas sobre su vida. Esto me llevo a conocer Hiroshima y los efectos de la primera bomba atómica jamas lanzada.
Finalmente tuve la oportunidad de viajar a Japón y como no visitar Hiroshima. No hace falta decir que la visita fue muy emotiva. Es por esto que quiero haceros participe de esta historia real explicándola de forma muy resumida a continuación.
Sadako Sasaki era una niña que vivía en Hiroshima y que contaba con dos años cuando quedo expuesta a los efectos de la bomba atómica, lanzado por Estados Unidos, en dicha ciudad el 6 de agosto de 1945.

Las mil grullas de papel y la historia de Sadako Sasaki
¿Sabías que en Japón existe una antigua leyenda llamada Senbazuru, que dice que quien haga 1.000 grullas de papel verá cumplido su mayor deseo? Esta tradición milenaria se convirtió en un símbolo mundial de paz gracias a la conmovedora historia de Sadako Sasaki (1943-1955). Si quieres conocer un poco más de la historia de Sadako: https://www.youtube.com/watch?v=7HaZeUQQzrw

Sadako y la «enfermedad de la bomba atómica»
Sadako tenía apenas dos años cuando la bomba atómica cayó sobre Hiroshima en 1945. Aunque parecía haber sobrevivido sin secuelas, a los 11 años fue diagnosticada con leucemia, una enfermedad que los habitantes de Hiroshima llamaban «la enfermedad de la bomba atómica», causada por la radiación.
Un deseo de paz, más allá de su propia vida
Siguiendo el consejo de su amiga Chizuko, Sadako decidió hacer 1.000 grullas de papel mientras estaba en el hospital. Su deseo no solo era curarse, sino también que el mundo viviera en paz y nunca hubiera más guerras.
No logró superar su enfermedad y existen diferentes versiones sobre si logró completar su objetivo. Se dice que llegó a hacer 644 grullas, y que sus amigos, conmovidos por su historia, terminaron las 1.000 en su honor. Desde entonces, las mil grullas de origami se convirtieron en un símbolo universal de esperanza y paz.
El significado de regalar grullas de papel
En la cultura japonesa, la grulla es símbolo de buena fortuna, longevidad, lealtad y felicidad. Regalar grullas de papel es un gesto de buenos deseos y se acostumbra a hacerlo en ocasiones especiales como:
✅ Nacimiento de un bebé
✅ Matrimonios
✅ Enfermedades o recuperación de la salud
✅ Para personas importantes en tu vida
Sin embargo, el ritual Senbazuru no está destinado a deseos materiales o superficiales. Se cree que debe estar ligado a necesidades importantes, como la recuperación de una enfermedad o el bienestar espiritual.
Aprende a hacer tu propia grulla de origami
Si quieres ser parte de esta hermosa tradición y aprender a hacer una grulla de papel, aquí tienes un tutorial: Ver video.
La historia de Sadako nos recuerda que, incluso en los momentos más difíciles, la esperanza y la paz pueden encontrar su camino a través de un pequeño gesto. 🌸✨
El arte del origami y las mil grullas de papel
Las mil grullas de papel deben confeccionarse mediante la técnica del origami, un arte japonés que consiste en crear figuras con papel sin cortarlo ni pegarlo, solo mediante pliegues. En Japón, el origami no solo es una muestra de habilidad y paciencia, sino también una práctica de meditación que favorece la concentración y el equilibrio interior.

Un deseo entregado al universo
Una vez completadas, las mil grullas suelen colocarse en templos o al aire libre, como símbolo de entrega y confianza. Se cree que, con el tiempo, a medida que el viento y la lluvia las desgastan, la energía del deseo es liberada al universo (o a la deidad), esperando ser concedida.
Un hermoso ritual que une paciencia, esperanza y espiritualidad. ✨🕊️


En mi viaje a Hiroshima, yo y mis dos hijos construimos grullas de origami, que colocamos en el Monumento a la paz de los niños, situado en el Parque Conmemorativo de la Paz en Hiroshima o Hiroshima Heiwa Kinen Koen, construido en la zona del impacto de la bomba y constituido por una escultura de Sadako, sosteniendo una grulla de origami.

Cada año, en la fecha aniversario de la explosión de la bomba de Hiroshima, miles de grullas de papel son colocadas cerca de la estatua, como una petición colectiva por la paz mundial y un recordatorio de la historia de Sadako, y todos los niños muertos o afectados por la radiación de la bomba atómica.





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